viernes, 14 de noviembre de 2014

CONCEPTO DE LA PROFESION

concepto de profesión
Hoy día, el concepto de profesión surca un proceso de renovación y evolución a tal punto que las profesiones están intrínsecamente relacionadas con el contexto en el que surgen, situación que lleva a que adopten algunas de las características sociales de dicho contexto. En los estudios sobre evolución histórica de las profesiones aparecen diferentes posturas; por ejemplo, el pensamiento de Spencer muestra claramente la concepción político-eclesiástica que lo permeó y establece su hacer ligado a la vocación; es decir, el ser profesional está relacionado con la voluntad de entrega y sufrimiento (5). En la misma línea de ideas, Weber planteó que la profesión es concebida como aquello que el hombre ha de aceptar porque la providencia se lo asigna, algo a lo que tiene que allanarse, estableciéndose el trabajo profesional como misión, es decir, un medio por excelencia al servicio de Dios (6). Estas concepciones permanecieron y predominaron por mucho tiempo, y profesiones como la medicina, la enfermería, el derecho, la arquitectura, entre otras, fundamentaron su hacer basados en estas posturas.
Por su parte, Parsons (7) estudia las profesiones como grupos sociales singulares; es decir, como comunidades autónomas y homogéneas, cuyos miembros se cohesionan a través de una identidad. Esta postura planteó dos categorías de organización, una categoría por erudición y otra denominada liberal; esta clasificación aportó elementos importantes para la organización de las profesiones en la época moderna, y permitió diferenciar cuáles de ellas se denominan profesiones de consulta y cuáles de práctica social. Las primeras profesiones liberales, como se sabe, concentraron sus esfuerzos en la reglamentación del orden en la sociedad (derecho) y la atención a la salud (medicina).
A su vez, Collins (8) las caracterizó de acuerdo al control y la jurisdicción exclusiva para practicar una habilidad o destreza en particular, para regular acceso y entrenamiento de nuevos miembros, y para juzgar si las habilidades y destrezas adquiridas se realizan de manera apropiada, es decir, son conjuntos ocupacionales formados por grupos altamente conscientes y autorregulados. El autor planteó la existencia de profesiones fuertes, determinadas por la capacidad del grupo profesional para validar la pericia o las competencias a causa de algunas propiedades intrínsecas de las funciones que desempeñan. Este grupo de profesiones posee una alta aceptación pública, mayor prestigio y mejores ingresos debido a su alto desempeño autónomo y al control de su trabajo (9).
Para la década de los cincuenta, autores como Goode se preocupan por diferenciar los rasgos distintivos entre las profesiones y las ocupaciones, estableciendo una serie de atributos que las delimitan: un cuerpo de conocimientos abstracto, una orientación de servicio y un entrenamiento especializado prolongado (10).
Aportaciones de Freidson permiten analizar que las profesiones son organizaciones ocupacionales en las cuales prosperan ciertos esquemas mentales en virtud de su rol dominante en la sociedad; son capaces de transformar y crear la esencia de su propio trabajo, siendo la autonomía la característica más estratégica y apreciada (11). Se consideran grupos únicos, caracterizados por ser una cultura con patrones de comportamientos distintos, que surgen y responden a las necesidades sociales (12, 13). En este sentido, las profesiones constituyen mediaciones entre las necesidades individuales y las funcionales, y contribuyen a la regulación y al control que posibilita el buen funcionamiento de la sociedad.
Desde la postura funcionalista de Durkheim se contribuye a explicar que las profesiones actúan como fuerzas positivas en el progreso social, representan condición necesaria para el avance y consenso de la sociedad industrial, atendiendo a la ruptura de orden moral derivada de la fragmentación y la división del trabajo producto de este desarrollo (14).

En la década de los noventa, autores como Pacheco estudian las profesiones como estructuras sociales formalmente establecidas y legitimadas, no solo por su conjunto de normas y sistemas de organización social históricamente constituidas, sino por el sector social que las establece; de tal forma, que ellas surgen de la división del trabajo que aporta desde la organización del conocimiento la necesidad de crear ocupaciones en respuesta a esos contextos (15). En este orden de ideas, se puede decir que las necesidades sociales generan nuevas formas de institucionalización y crean tendencias de especialización del conocimiento cada vez más exigentes, que llevan a replantear y a evaluar a las profesiones ya conformadas para atender a un contexto pluralista y riguroso.

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